MENUETS: el caso especial de MOZART
- Jakob Viñas
- 25 feb
- 6 Min. de lectura
Resumen
Generalmente se acepta que el tempo de los minuetos se ralentizó durante el Clasicismo, en comparación con el tempo de los minuetos tal y como debían interpretarse en el Barroco, pero hay algunas consideraciones musicales y extramusicales que nos permiten dudar de ello. Más bien parece ocurrir lo contrario, ya que los minuetos franceses del Barroco eran cortesanos y casi siempre para ser bailados, mientras que durante el Clasicismo se incorporaron a todo tipo de obras musicales, sin necesidad de ser bailados.
En primer lugar, es cierto que no existía un tempo estándar, por lo que debían ser los músicos, bailarines u otros quienes decidieran el tempo en el momento de la interpretación. En segundo lugar, cada compositor e incluso cada obra tiene su propio tempo ideal específico en función de sus características compositivas. Por último, aunque sabemos que incluso en el Barroco no siempre eran composiciones para ser bailadas, como por ejemplo en el caso de algunos minuetos de las óperas de Lully, el tempo, en caso de que tuvieran que ser bailados, debe permitir que los pasos del minué se ejecuten cómoda y adecuadamente.
Para este debate también tendremos en cuenta las opiniones de Th.W. Adorno y Norbert Elias sobre el significado social del minué, y no olvidaremos la opinión de A. Schönberg de que lo importante en la música es el «qué», ese intangible que va más allá de las meras formas musicales y que, en última instancia, es el producto de un genio (Mozart) en su propio tiempo y sociedad.
1 Los Minuetos de Mozart
Podemos estar seguros de que los Minuetos fueron piezas fáciles de componer para Mozart. Sin embargo, debido a la gran popularidad de los minuetos en aquella época, Mozart compuso un gran número de ellos, incorporándolos a casi todo tipo de obras: sonatas, sinfonías, óperas...
Me gustaría centrarme en dos obras de madurez: el KV 525 (1787) y el KV551 (1788). Una cuestión importante es el tipo de escritura y figuraciones que utiliza Mozart, en general sólo figura hasta la corchea, es decir, sin duda está pensada para ser interpretada a cierta velocidad, de lo contrario la comprensión auditiva se perdería por falta de asociación y además sonaría pesada. Otra cuestión a tener en cuenta es que mientras la KV 525 posiblemente se bailó debido al carácter festivo o de celebración de una serenata, la KV 551 es más dudosa, ya que se trata de un movimiento dentro de una sinfonía, y sabemos que se escuchó en concierto, al igual que hoy en día.
Por último, la cuestión del tempo también debe regirse sin duda por el sentido musical y estético, teniendo en cuenta que Mozart es probablemente el compositor que ha compuesto la música más elegante de todos los tiempos. Para entender esto también hay que tener en cuenta una de las primeras definiciones del minueto clásico escrita por Johann Mattheson, en su «Perfect Chapel Master» (1739), donde ya da las 3 opciones: un minueto (minuet) se toca, se canta o se baila. Según Mattheson, basta con ver la melodía para saber inmediatamente si era para bailar, cantar o tocar.
Con Mozart y sus melodías, parece que sus minuetos pueden tocarse, bailarse, cantarse o incluso silbarse a elección del oyente...
2. Manuscrito KV 525
KV 525, o la célebre Eine kleine Nachtmusik, es decir, una obra de encargo para un acontecimiento festivo o una celebración, para la que el Minueto debía sin duda bailarse en caso necesario. Obsérvese que las figuraciones sólo llegan hasta la corchea, por lo que el tempo debe ser lo suficientemente rápido para ser inteligible, pero también lo suficientemente lento para poder bailarse si es necesario.
Toda la escritura y la instrumentación están increíblemente optimizadas para obtener el máximo rendimiento musical con el mínimo esfuerzo técnico por parte de los intérpretes. Además, cada parte está pensada para que ningún músico se aburra, tanto si interpreta la melodía como si sólo toca el acompañamiento. El minué solía repetirse muchas veces, sobre todo si se bailaba.

3. El manuscrito: KV 551
KV 551, o la famosa última sinfonía de Mozart, nº. 41. Esta sinfonía, con su increíble contrapunto, sus fugas y su virtuosismo, constituye un verdadero «concierto para orquesta». El minueto es uno de los más complejos en instrumentación compuestos por Mozart, aunque en comparación con los demás movimientos es relativamente sencillo, con sus progresiones cromáticas de gran efecto musical.
A primera vista, el Menuetto sigue la forma típica de una danza señorial, pero el genio de Mozart se revela en el juego de líneas melódicas independientes. La refinada textura del movimiento y su precisión rítmica demuestran su habilidad para mantener la claridad incluso dentro de una estructura polifónica. A diferencia de los minuetos más ligeros de sus obras anteriores, éste posee un carácter majestuoso, realzado por contrastes dinámicos y sorpresas armónicas.
La sección del Trío ofrece un contraste sorprendente, introduciendo un tema lírico que proporciona un momento de reposo antes del regreso del Menuetto. Aquí, Mozart teje líneas contrapuntísticas con notable facilidad, demostrando su habilidad para crear melodías intrincadas pero que fluyen sin esfuerzo. El contrapunto de Mozart alcanza su apogeo en el movimiento final, pero el tercer movimiento prefigura su dominio de esta técnica. El cuidadoso equilibrio entre la independencia melódica y la riqueza armónica del Menuetto e Trio refleja la profundidad intelectual de sus composiciones. El tercer movimiento, con su equilibrada elegancia y su intrincado contrapunto, es un testimonio de la inigualable maestría del compositor.
Una vez más, las figuraciones llegan sólo hasta la corchea, por lo que el tempo aquí debe ser lo suficientemente rápido como para ser inteligible, y todas las partes suenan musicalmente inteligibles y lógicas para el intérprete, algo que también sólo puede decirse de J. S. Bach.

4. El tempo ideal para bailar
El tempo de un minueto barroco francés debe ser de al menos 80 tiempos por negra para que sea bailable. Según Pablo Minguet e Irol en su libro publicado en Madrid en 1737: «Arte de danzar a la Francesa», y también Raoul Auger Feuillet, en su libro publicado en París en 1700: «Choreographie, ou l'art de decrire La Dance», es de especial importancia el primer tiempo del compás para determinar el tempo adecuado. Según estos autores, este primer tiempo debe ser similar al latido de un corazón alegre y feliz.
Puesto que el minueto en su forma de danza y sus pasos básicos no cambiaron durante los periodos Barroco y Clásico, debemos aceptar que el tempo ligado a la danza tampoco cambió. Como ya hemos observado, las figuraciones de la partitura solían novar más allá de la corchera, lo que subrayamos una vez más significa un tempo más rápido.
5. El tempo ideal para la interpretación
Siguiendo nuestra línea de razonamiento, no es hasta Beethoven que encontramos Minuetos con figuraciones más rápidas que la corchea, lo que indica que deben tocarse a un tempo más lento. También sabemos que Beethoven compuso muchos de sus Minuetos explícitamente para tocarlos. Así pues, dado que la forma musical sigue existiendo incluso en los Minuetos de Beethoven, el tempo no puede estar muy lejos del original francés, sólo un poco más lento: probablemente en torno a 60 tiempos por negra como máximo, y por supuesto cada obra tiene su tempo ideal.
6. El tempo ideal para ser bailado, cantado, silbado... El caso especial de Mozart.
En una conocida carta, W. A. Mozart escribe a su padre (1782): Cuando uno sólo pretende ganar aplausos debe escribir algo tan fútil que hasta un cochero podría tararearlo, o tan ininteligible que resulte agradable precisamente porque un insensible puede entenderlo».
Este punto es especialmente importante en la interpretación de las obras de Mozart, y especialmente de sus minuetos, como piezas de carácter más popular. El genio de Mozart en su esfuerzo por agradar al público es único en el mundo de la música. Por eso su música tiene tantos matices y al mismo tiempo tantas lecturas posibles. Además, la frescura y brillantez de sus composiciones tienen siempre un toque genial de «improvisación».
Mi opinión es que los minuetos y también el resto de la obra de Mozart debe cantarse con el oído de la mente para encontrar el tempo ideal, así, según la obra, un tempo entre 100 y 125 pulsaciones la negra debería ser el tempo ideal para los minuetos de Mozart, lo que nos da incluso a 125 una agógica desde el primer tiempo del primer compás hasta aproximadamente 40.
Conclusión
Los tempos de los minuetos de Mozart deberían sentirse a '1' pero tocarse a 3. Tocar a '1' representa el movimiento del cuerpo al bailar, mientras que a 3 representa el movimiento de los pies.
Los minuetos de Mozart son los únicos que pueden bailarse, tocarse o cantarse a voluntad. Nunca hay que perder de vista el sentido elegante y refinado de su música. Es tarea del director de orquesta conseguir este efecto refinado y elegante.
Le invito a escuchar los dos Minuetos seleccionados en este artículo:
Eine kleine Nachtmusik KV 525: Menuet
Live concert
Auditorio Nacoinal Madrid
Ensemble Musica Illustrata
Jakob Viñas, conductor
Symphony 41, KV 551: Menuet
Live concert
International Symphonic Orchestra LVIV (Ucrania)
Jakob Viñas, conductor
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