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Etapa orquesta vacía

Sinfonía 41 KV 551 de MOZART: DOBLE FUGA FINAL

  • Foto del escritor: Jakob Viñas
    Jakob Viñas
  • 25 feb
  • 3 Min. de lectura

Resumen


La Sinfonía n.º 41 en do mayor, K. 551, de Mozart, conocida como la Sinfonía “Júpiter”, es una obra maestra de la era clásica. El cuarto movimiento, Molto Allegro, es una exhibición deslumbrante de contrapunto, energía y complejidad. Comienza con un tema triunfante y audaz, que inmediatamente establece una sensación de grandeza.


A lo largo de todo el movimiento, Mozart teje una intrincada red de melodías, desarrollando cinco motivos principales que sufren transformaciones notables. Lo que distingue a este movimiento es su impresionante escritura contrapuntística. Mozart emplea técnicas de fugato, en las que distintas voces se hacen eco de los temas y se superponen entre sí, creando una textura rica y estratificada.


La orquestación es vibrante, con metales audaces y cuerdas enérgicas que impulsan la música hacia adelante. Los contrastes dinámicos, desde poderosos pasajes tutti hasta delicados interludios, se suman al dramatismo y la emoción del movimiento.


El clímax llega en la coda, donde Mozart logra una hazaña extraordinaria: los cinco motivos se combinan simultáneamente en una exhibición estimulante de polifonía. Este final es a la vez intelectualmente profundo y emocionalmente conmovedor, y deja a los oyentes asombrados por el genio compositivo de Mozart. El cuarto movimiento de Júpiter, considerado a menudo como la cumbre de la escritura sinfónica clásica, sigue siendo uno de los mayores logros de la música occidental.


Este famoso pasaje de su última sinfonía es notable por su complejidad y por la increíble capacidad de Mozart para utilizar todos los temas y combinarlos en esta doble fuga, donde, además, los contrasujetos juegan el papel de 'contrapunto'.


La dificultad interpretativa radica en conseguir la claridad necesaria para que el oyente pueda escuchar todo este juego musical.


La solución propuesta impone una jerarquía en términos de dinámica y una estructuración de los matices derivados de las tensiones armónicas.


  1. La partitura original


Afortunadamente, tenemos la partitura holográfica del manuscrito original de Mozart.





La coda comienza después de la inversión del primer tema en stretto. Esta coda también contiene el contrapunto invertible de cinco voces.


La fuga comienza con el cuarto tema en las violas y el primer tema en los violonchelos, fagotes y trompas.

El 1er tema se utiliza en sus dos partes como contrasujeto cada vez, por lo que la 1er parte: C, D, F, E, son su propia respuesta: G, AC, B, y se repiten nuevamente.


Con cada nueva entrada de la fuga aparecen más temas del movimiento, primero el 3er tema, luego el 5º tema y al final el 2º tema.


Como podemos observar, todas las partes entran en forte (f), lo que al principio de la fuga no supone ningún problema. Sin embargo, a partir de la 4ª entrada (contrabajos) se hace difícil para el oyente -e incluso para los músicos- escuchar las demás entradas, debido al brillante uso de las demás Emas del movimiento como contrapunto.


Esto se debe a la dinámica total del conjunto, de modo que además, cada nueva entrada necesita sonar más fuerte que la anterior, llegando fácilmente al fortissimo (ff), algo que no está en ningún momento indicado en la partitura original.


2. Propuesta interpretativa


Mi propuesta interpretativa para esta Coda es la siguiente:


Jerarquización de los temas: las entradas de la fuga tienen prioridad sobre los demás temas contrapuntísticos.

Modula dinámicamente el 1er tema (contra-sujeto) en sus dos secciones: 1ª sección, en forte (f) que se estructura a partir del acorde de tónica (Do) con apoyo en Fa (Do, Re, Fa, Mi) y 2ª sección en mezzo forte (mf) que se estructura a partir del acorde de séptima de dominante (Sol, La, Do, Si).

Centrarnos en el punto de resolución donde se encuentra: al final de la obra (!)




3. Consideraciones sobre el tempo


Como siempre, el ritmo adecuado debe permitir que se perciban todos los detalles y estructuras.


Mi consideración personal es que un tempo entre 115 - 125 para el blanco es suficientemente brillante pero también permite al oyente disfrutar de todos los detalles.



4. Conclusiones


La interpretación es especialmente relevante en obras o pasajes complejos y necesaria para que el oyente pueda escuchar la obra.


Una escucha más estructurada mejora la comprensión de la obra y la acerca al público.


Puedes escuchar esta interpretación de este famoso movimiento de la Sinfonía 41 aquí:



Concierto en vivo

Orquesta Sinfónica Internacional LVIV (Ucrania)

Jakob Viñas, director


¡Disfrutar!

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